Mi afición por subir montañas es sabida por todos cuantos me conocen. Lo hago desde pequeña, con mis padres, el colegio, el centro excursionista, amiguetes e incluso alguna vez en solitario. Empiezas subiendo el montículo más cercano a tu casa y al día siguiente te preguntas si podrías subirlo en bici. Y lo haces...al siguiente piensas que si algún día nevase lo suficiente subirías con tus vecinos y una bolsa de basura a tirarte de lo más alto hasta escomorroñarte casi llegando a la carretera. Y eso con el paso de los años acaba ocurriendo. Así que durante años de evolución me encuentro que he subido montañas y las he bajado andando, corriendo, de culo, rapelando, montada en bici... pero nunca sobre una tabla de snowboard.
Siempre que había usado un snow había sido subida por remontes para bajar por unas pistas con nieve pisadita, pedruscos y árboles señalizados y protegidos con colchonetas naranjas. Cambios de pendiente importante vallados con reja elástica para evitar despeñarse ladera abajo, un bareto con calefacción donde tomarse un cafetito y sobretodo: un lavabo con perchas donde mear más o menos a gusto.
Cuando subes una montaña para bajarla con la tabla tienes que ir haciendo una estrategia de itinerario para la subida e ir estudiando por dónde vas a bajar. Tienes que agenciarte unas raquetas para no hundirte en la nieve virgen, pero también unos crampones por si está dura. Unos bastones para ayudarte a subir cuando la pendiente es suave, pero un piolet para cuando la cosa se pone tiesa. El casco, la mochila, algo de comida y bebida y la cámara de fotos. Por no hablar del engorro que supone ir a hacer un pipí! Primero búscate un sitio escondidito... jajaja! Que me meo de la risa! En medio de la nieve como no sea en un agujero excavado por uno mismo... luego quítate las raquetas, bájate el pantalón, que suele llevar tirantes y eso te obliga a casi desnudarte en mitad del monte. A todo esto la tabla de snow, enganchada a la mochila, tira que te tira haciendo fuerza hacia la pendiente, y tú parate a visualizar el panorama... Luego, mientras luchas contra la fuerza de la gravedad que te empuja hacia donde has dejado el coche, 500 m más abajo, piensas: pues oye, también podría haber clavado la tabla en la nieve... pero ya está todo hecho, y solo quieres volver a ponerte encima todo lo que te has quitado porque tus compañeros te sacan ya un buen cacho!

Creo que voy a hacer como Ivan, Maria y Jordi y voy a empezar a practicar con los esquís... lo veo mucho más práctico oye.
O quizás debería ponerme fuerte y ya está, como Néstor y David. Sin sus consejos ni siquiera hubiera subido la mitad de lo que subí. Y eso sin contar con el tirón que me coge en el glúteo y voy arrastrando hasta que pienso que si sigo subiendo me tendrán que bajar en camilla. Así que nada, nada! Que yo quiero disfrutar del descenso!! Así que allá voooy, Jerónimoooooo! Jajaja!
Siempre hay un momento en cada excursión en el que Pepito Grillo me dice: "Ves! Tenías que haberte traido al Sugus". A la siguiente me lo llevo.

Éste es uno de los momentos más emocionantes... he guardado los bastones, las raquetas, me he puesto el gore y por fin me calzo la tabla!!! Voy a ver que tal se me da ésto!
Éste es uno de los momentos más emocionantes... he guardado los bastones, las raquetas, me he puesto el gore y por fin me calzo la tabla!!! Voy a ver que tal se me da ésto!
Hay tanta nieve para mi corta experiencia que hago un par de giros y cuando quiero perder velocidad para orientarme un poco ... me hundo completamente en un hoyo!! Me levanto y bajo un poco, me caigo, me levanto y bajo otro poco... parece que ya cojo el hilo... vaya, esto es fantástico! Bajas solo y por donde quieres, sólo tus ojos disfrutan del mismo horizonte, sólo yo soy consciente de lo pequeña e insignificante que soy en ese lugar. Me encanta escuchar el crujidito de la nieve, el viento al pasar y el completo silencio al parar.
Cuando me quiero dar cuenta... Ya estoy en el cocheee!!!